30 jun 2011

Un filete y otras cosas


                                          
Son, quizás, demasiadas las veces que alzamos la vista de un plato bien lleno hasta arriba, y observamos con una mirada indiferente las  noticias. Mientras masticamos pausadamente un sabroso trozo de filete, vemos gente muriendo, huérfana de sus derechos,  marginada, y siempre, perdida en el olvido. El olvido de las conciencias de los dirigentes, ahogadas por los intereses políticos y económicos. Luego oiremos salir de sus entrenadas sonrisas palabras como paz, solidaridad o democracia. Pero si buscamos esas palabras en otros lugares que no sean mítines emperifollados o micrófonos sordos, lo único que encontraremos será una paz interesada, con tal de que la inestabilidad no corte el grifo de los beneficios; el carro de la solidaridad, donde todas las potencias se suben ante una tragedia como la de Haití: llegan, se hacen la foto, prometen un dinero que muchas veces no llega y se van, Haití dejó de ser noticia; y la democracia… Es irónico observar a esos justicieros furiosos, derrocando a las alimañas que apenas unas semanas atrás alimentaban con toda naturalidad.
Y la culpa es tuya, y mía. Nosotros, los que masticamos ese sabroso trozo de filete, mirando con indiferencia escenas llenas de dolor y desesperación. A lo mejor, en un súbito ( pero efímero) ataque de compasión diremos algo así como: “pobrecillos”, para acto seguido quejarnos de aquel resfriado que nos dura una interminable semana, de aquellas responsabilidades que asfixian nuestra libertad, o incluso de que ella o él no nos hicieron mucho caso el otro día.
¡Tira el filete! No, mejor cómetelo entero, ve a la ventana más cercana y dile al día que ves por su recuadro, que a partir de ahora exigirás lo mejor de ti, que rechazarás el conformismo, que valorarás cada segundo que respiras, que la gente que sufre no pasará por tu corazón sin dejar huella, y sobre todo, que esta frase no tenga sentido nunca más: “el mayor mal no es de quien lo hace, sino de los hombres buenos que se sientan a mirar”.
Te aseguro que entonces todo empezará a cambiar.

1 comentario:

gonzalo aranguren dijo...

Estoy completamente de acuerdo, hay que levantarse y gritar.